LA BANILEJA DIGITAL

sábado, 26 de marzo de 2011


 De Peravia
 

BANI, PROVINCIA PERAVIA
A los 21 Años Del Asesinato De Monseñor Oscar Arnulfo Romero .
Mi voz desaparecerá pero mi palabra, que es Cristo quedará en los corazones que la hayan querido recoger. (Oscar Arnulfo Romero

Redaccion de Siembra Hielo
Sócrates David Peña Cabral


sábado 26 de marzo de 2011

Monseñor Oscar Arnulfo Romero, ante de ser asesinado por un franco tirador
Monseñor Oscar Arnulfo Romero, ante de ser asesinado por un franco tirador . .
Oscar Arnulfo Romero Luego de ser asesinado por francotirador
Oscar Arnulfo Romero Luego de ser asesinado por francotirador . .
Alvaro Saravia acusado de disparar al Monseñor Romero
Alvaro Saravia acusado de disparar al Monseñor Romero . .
Roberto D`Aubuisson  lider del partido ARENA acusado de  ser  autor intelectual del crimen contra el monseñor Romero
Roberto D`Aubuisson lider del partido ARENA acusado de ser autor intelectual del crimen contra el monseñor Romero . .
Censor inexorable de los hechos abominables que afectaron su pueblo, dispuesto siempre para batirse frente a los enemigos de la libertad, con lo que fue siempre su única arma, su palabra.
"Yo quisiera hacer un llamamiento, de manera especial, a los hombres del ejército. Y en concreto, a las bases de la Guardia Nacional, de la policía, de los cuarteles... Hermanos, son de nuestro mismo pueblo. Matan a sus mismos hermanos campesinos. Y ante una orden de matar que dé un hombre, debe prevalecer la ley de Dios que dice: "No matar". Ningún soldado está obligado a obedecer una orden contra la Ley de Dios. Una ley inmoral, nadie tiene que cumplirla. Ya es tiempo de que recuperen su conciencia, y que obedezcan antes a su conciencia que a la orden del pecado. La Iglesia, defensora de los derechos de Dios, de la Ley de Dios, de la dignidad humana, de la persona, no puede quedarse callada ante tanta abominación. En nombre de Dios, pues, y en nombre de este sufrido pueblo, cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: Cese la represión". (Homilía dominical, 23 de marzo de 1980)
Era día lunes, 24 de marzo del 1980, seis de la tarde y cuarenta minutos, una mano sin Dios, maldita, provoca la energía cinética de un proyectil y la bala impacta en Oscar Arnulfo Romero, haciendo doblar el peso de su cuerpo sobre su espalda y cae, más que un hombre, la voz inmaculada de un valor supremo, la palabra de acero que representó los principios básicos de compasión y preocupación por todos, por lo débiles y oprimidos.
En el suelo, es asistido por la hermana Teresa de Jesús Alas, pero el disparo había alcanzado certeramente a Monseñor Romero .La bala penetró a pocos centímetros arriba del corazón, desvía a su derecha y lesiona la aorta ascendente, afectando gravemente órganos vitales. La sangre de monseñor Romero era derramada junto al altar, allí yacía su cuerpo, precisamente en la tribuna inmortal que utilizó, para con elocuencia de apóstol predicar su credo y lugar desde donde hizo, fervientes, firmes y dramáticas llamadas para que se depusiera toda actitud de odio, violencia y venganza en El Salvador.
La hemorragia le provocó la muerte en pocos segundos y el arzobispo de San Salvador, que había rechazado la comodidad, el rango y la influencia, era abatido por el paramilitarismo salvadoreño, el poder político y los privilegiados del gobierno. La gaza cósmica de la muerte lo atrapaba al pie del altar, con los ornamentos sacerdotales y en plena celebración de eucaristía.
Monseñor Romero, expuso su verdad, como rayo de luz, aún en las horas del peligro, a sabiendas de que su vida quedaba comprometida. «A mí me podrán matar, pero ya es imposible hacer callar la voz de la Justicia.» El gobierno, los intereses creados, el paramilitarismo, reconocían que por autoritaria que fuese su ideología, por feroces y crueles que fueran sus actividades, Oscar Arnulfo en su calma augusta y su hablar sosegado, era acero en la palabra y no podía ser doblegado por amenazas. Ellos sabían que carecían de cañones y de ejércitos para imponerse frente a Monseñor y más bien conocían que Oscar Arnulfo contaba con un poder incontrastable, distinto, divino, que superaba el aparato bélico y opresor, al que temen los poderosos y por el que tiemblan los tiranos, su firmeza en sus creencias, en la verdad, en Díos. Era un hombre de alto afecto popular e hizo compatible su religiosidad con la predica de ideas muy humanistas, por eso le temían los bastardos que ostentaban las mieles del poder.
Monseñor rechazó el bienestar que ofrece el roce social de alta alcurnia y estaba lejos de ser un simple cura de bodas y bautismos de alta sociedad. No quiso dejar su destino para mendigar favores en antesalas, se negó ser un siervo de la oligarquía y desecho todo protocolo, rango y vanidad. Observó su pueblo herido, atormentado y hambriento, tomando radicalmente en serio su deber de pastorear y con discurso pacífico, lúcido, pero muy claro y firme ante la realidad de la violencia padecida por los oprimidos, convirtió su altar en tribuna y su Homilia en sermón, con el de adviento, en defensa de los débiles, empuñando las banderas que los pobres no podían ondear en el violento escenario político, conociendo que sería perseguido por adversarios a los que humillaba con su simple tranquilidad despejada. Era lógico que le rodearan los odios, pero nunca pensó en deponer, nunca bajó su mirada crítica ante nadie cuando se trataba de hechos y de señalamientos por las graves violaciones. El Evangelio me impulsa a hacerlo y en su nombre estoy dispuesto a ir a los tribunales, a la cárcel y a la muerte..." Decía. "...Que este cuerpo inmolado y esta sangre sacrificada por los hombres, nos alimente también para dar nuestro cuerpo y nuestra sangre al sufrimiento y al dolor, como Cristo, no para sí, sino para dar conceptos de justicia y de paz a nuestro pueblo..."
Oscar Arnulfo Romero, sólo acepto un privilegio, un don de Díos, el de aquellos que han nacido para educar y evangelizar al mundo, acepto servir con la fuerza moral de su palabra y que por sanción de la posteridad ha conducido a El salvador por senderos de menos violencia y opresión, poco más venturosos que los días de aquellos escuadrones de la muerte.
Monseñor Romero, que sea colocado tu nombre en un pedestal eterno y el eco perenne de tu voz la escuche por siempre toda nuestra América, como repudio a toda iniquidad diabólica, sobre todo de aquellas horcas y hordas que funcionaron bajo el paramilitarismo, que por destruir tu cuerpo no tan sólo te convirtieron en mártir, sino en bandera, en inobjetable ejemplo de evangelio puro.
Nota de redacción ; SIEMBRAHIELO.COM, defiende y difunde el derecho de todos los hombres a expresar libremente sus ideas y exigir siempre de la autoridad pública el respeto a la integridad de sus garantías individuales, de que no se repita más, ademas cabe destacar que el Mayor Roberto D`Aubisson, lider del partido derechista ARENA, acusado de ser el autor intelectual del crimen de Monseñor Romero, hace unos 10 años que falleció victima de un mortal cancer en la garganta, y el Sr. Alvaro Saravia acusado de ser el ejecutor de Monseñor Romero, actualmente vive en la ciudad de San Salvador luego de ser deportado de los EE.UU. en la mas absoluta pobresa, al parecer habandonado por los politicos de ARENA.
sa/sh
 Ecos de Bani 

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