La prohibición judicial de la venta y distribución del libro de Angelita Trujillo, en el cual resalta el régimen y la figura de su padre, el dictador Rafael Trujillo Molina, ha generado un nuevo debate en el país sobre la dictadura más larga y sangrienta registrada en la historia dominicana.
Legisladores, historiadores, escritores, novelistas, políticos, periodistas, juristas y otros representantes de la sociedad civil, coincidieron en rechazar la sentencia,”porque la prohibición de cualquier libro o represión de las ideas no es propio del sistema democrático”.
“No debe condenarse ni proscribirse la dictadura de 31 años que encabezó la familia Trujillo prohibiendo libros ni reprimiendo las ideas en contra o a favor de Trujillo”, dijo el ex procurador Virgilio Bello Rosa.
Al igual que el intelectual Manuel Núñez, consideró desatinada y equivocada la decisión de la jueza de la Quinta Cámara Civil y Comercial del Distrito Nacional, que dispuso la prohibición de la venta del libro “Memorias de mi padre”, escrito por la hija del ajusticiado dictador.
“Prohibir por sentencia la venta de un libro no es una salida correcta en democracia”
Manuel Paula, senador de Bohoruco
Núñez, autor de la obra “El ocaso de la nación”, señaló que la prohibición de un libro es un grave error y un atentado a la libertad de expresión, porque las ideas se combaten con las ideas y no por la fuerza.
Entiende el escritor que ha habido una confusión en eso de la judicialización del tema de Trujillo, porque se ha confundido memoria con historia. “La memoria es la codificación de los personajes, los mausoleos, y las creencias; y la historia no se nutre de eso, sino de los hechos.”
Andrés L. Mateo, escritor y poeta, rechazó el fallo judicial por entender que es desatinado y contrario a la democracia y al libre fluir de las ideas. “Un libro se acepta o se rechaza en el debate, en la confrontación de las opiniones y las ideas, pero no con una prohibición judicial, cuyo efecto es todo lo contrario porque la gente busca más lo prohibido que lo que se vende libremente.
Todos condenaron la dictadura y la calificaron como un régimen de oprobios, que ofendió en lo más profundo la dignidad nacional, pero que ello no significa que se escriban libros en contra o a favor de hechos que la misma historia se encarga de esclarecer.
Bello Rosa señaló que con la decisión judicial estaríamos haciendo lo mismo que Trujillo cuando reprimió y persiguió las ideas y la expresión del pensamiento.
Senadores
Los senadores Manuel Paula, Adriano Sánchez Roa y Félix González dijeron no que estaban de acuerdo con el contenido del libro de Angelita Trujillo y la filial de una fundación trujillista en el país, pero también criticaron que se prohíba la venta del libro y la apertura de una fundación, mediante una sentencia de un tribunal, “porque se estarían utilizando los mismos métodos dictatoriales en un país democrático. Paula, senador por Bahoruco, sostuvo que se opone a toda las actuaciones de la era de Trujillo, pero precisó que prohibir por sentencia la venta del libro no es una salida correcta, porque en un país democrático hay libertad de expresión.
El senador por Elías Piña, Adriano Sánchez Roa, indicó que lo adecuado es escribir para contrarrestar el contenido de la obra , no cercenar la libertad de expresión y difusión, ni cerrarle los labios a quien quiera hablar.
“Si criticamos los métodos trujillistas, no podemos nosotros entonces aplicar métodos trujillistas”, expresó Sánchez Roa. Consideró que con esa disposición, el libro se venderá más, porque la gente querrá saber qué fue lo que prohibieron”, planteó.
Está de acuerdo que en un museo se coloque lo bueno y malo de la época de Trujillo.
El senador por Monseñor Nouel, Félix Nova, manifestó que negar la venta del libro es un error y una medida “trujillista”, aunque resaltó que está en contra de la apertura de una filial de la fundación Trujillo y de un museo.
“Tú lo criticas, y ahora está haciendo lo mismo que hacía, eso es antidemocrático, eso es un error de esa jueza, en un país democrático que la gente lea lo que entienda”, expuso. Expresó que ahora el libro va a ser interesante, porque los seres humanos tienen la tendencia de buscar las cosas prohibidas.
El presidente del Senado, Reynaldo Pared Pérez, no quiso valorar la sentencia, porque dijo desconocer las motivaciones que llevaron a esa jueza a emitirla. “Yo soy abogado y por lo regular cuando se emite una decisión judicial siempre es pertinente y correcto conocer las consideraciones que tomó en cuenta”, manifestó.
SENTENCIA ES AJENA A DEBATE DE LAS IDEAS
QUE HABLEN LOS HISTORIADORES
Sobre la sentencia que prohibió la venta y distribución del libro han opinado, además, el presidente del Instituto Duartiano José Pérez Saviñón, quien condenó el contenido del mismo, porque está plagado de mentiras, pero no cree que una sentencia judicial deba prohibirlo.
El vicepresidente de la Comisión de Efemérides Patria, Rafael Pérez Modesto, criticó la sentencia, y la consideró totalmente ajena al espíritu de apertura, democracia y debate de las ideas que promueve el gobierno civilista del presidente Leonel Fernández. “Una cosa es estar en desacuerdo con un adefesio de libro y una sarta interminable de mentiras para justificar la ignominia y el oprobio de Trujillo, y otra prohibir la venta de una obra que se escriba en bien o en mal sobre un personaje histórico”, afirmó Pérez Modesto..
El director de la Biblioteca Nacional, Diómenes Núñez Polanco, enjuició la obra como un irrespeto al pueblo dominicano y a las familias de los miles de patriotas que fueron muertos y torturados en la tiranía de Trujillo, pero dijo que un libro, sin importar su contenido, debería ser rechazado por los historiadores, los conocedores de la realidad nacional y el propio pueblo que sabe muy bien lo que ocurrió en esos oscuros años de la dictadura trujillista, pero no por una sentencia judicial.
El debate sobre el libro escrito por la hija del dictador, Angelita Trujillo Martínez, quien reside en Miami, se encendió hace varios meses, cuando se intentó ponerlo en circulación públicamente, en un acto en esta capital que fue desbaratado por grupos de antitrujillistas.