La República Dominicana debe actuar con prontitud y eficaces medidas preventivas, pero evitando caer en la histeria, ante la alerta dada por la advertencia de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) sobre la posibilidad de que el brote de cólera que afecta a Haití pueda extenderse al territorio nacional.
Con una frontera de frágiles controles y un constante trasiego migratorio de haitianos hacia el país que no ha podido ser debidamente regulado, se impone de inmediato seguir la recomendación de la OPS a las autoridades sanitarias dominicanas, de estar preparadas ante un eventual contagio.
Estamos, pues, ante una seria amenaza, por la gravedad de la situación que se registra en Haití, con un balance hasta el momento de 138 muertes, a causa de un brote que proyecta tomar mayores proporciones en una población sumida en el abandono y la miseria más extrema.
Además de los controles sanitarios en la frontera, que deben ser asumidos sin dilación y coordinados por Salud Pública, se requiere una urgente campaña de educación a nivel local, para que la gente tenga bien en claro que el cólera se transmite por contaminación fecal del agua y los alimentos.
Esta es una información sumamente importante porque, según ha recomendado la OPS, se pueden evitar muchos casos mediante la aplicación de medidas de higiene personal como el lavado de manos y la buena preparación de los alimentos.
El peligro es inminente para la República Dominicana porque, según el pronóstico de la Oficina Panamericana de la Salud, el número de casos irá en aumento en Haití, ya que su población no está inmunizada contra el cólera y por la pobreza, subsiste en condiciones de insalubridad.
Solo un urgente programa preventivo y mucha orientación permitirán a los dominicanos reducir en el país los efectos de esta nueva tragedia que abate a los hermanos haitianos.
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