Pregona a viva voz lo que es crítica colectiva, de la mano de la rima
La sátira que es intrínseca al carnaval tiene en este personaje de factura criolla su mayor expresión en el terreno de la política y la crítica social en general. Se cuentan con decenas, y dicen que pasan de cien, los años que Califé lleva saliendo a las calles en medio de la vocinglería carnavalesca para burlarse sin ton ni son de los políticos y otros actores sociales de turno.
Lo hace con versos altisonantes, como si fuera la voz del barrio y de lo que todos comentan detrás de las puertas y las ventanas. Impecable, con un frac negro y sombrero, camisa blanca y pose de erguido caballero, pregona a viva voz lo que es crítica colectiva, de la mano de la rima.
En el Cibao y el Sur, tanto como en Santo Domingo y en el Este se puede ver a Califé el criticón lanzar sus petardos, que tanto pueden ser denuncia política como lamento social. Su razón de ser tiene también mucho que ver con un pueblo que salió de una dictadura y quiso, aunque fuera amparado en un disfraz sacar a flote muchos pensamientos rumiados.
Lo hace con versos altisonantes, como si fuera la voz del barrio y de lo que todos comentan detrás de las puertas y las ventanas. Impecable, con un frac negro y sombrero, camisa blanca y pose de erguido caballero, pregona a viva voz lo que es crítica colectiva, de la mano de la rima.
En el Cibao y el Sur, tanto como en Santo Domingo y en el Este se puede ver a Califé el criticón lanzar sus petardos, que tanto pueden ser denuncia política como lamento social. Su razón de ser tiene también mucho que ver con un pueblo que salió de una dictadura y quiso, aunque fuera amparado en un disfraz sacar a flote muchos pensamientos rumiados.
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