LA BANILEJA DIGITAL

lunes, 21 de febrero de 2011


Otro Joven Asegura :“Entrenador Me Violó Y Me Obligó A Practicarle Sexo Oral”.
Continuan apareciendo más jovenes denunciando al referido estrenador.

Redaccion de Siembra Hielo


lunes 21 de febrero de 2011

Enrique Soto acusado de violación
Enrique Soto acusado de violación . .
Baní . Habrían sido muchos los jóvenes violados por un entrenador de béisbol profesional de Baní, en República Dominicana, que se encuentra bajo arresto preventivo, según reveló aquí uno de dos hermanos que aseguran fueron abusados, el que dice que se le obligó a participar también en una orgía en la que cada una de las víctimas tuvo que practicarle sexo oral al apoderado. Un abogado de Baní afirma que son más de 150 niños los abusados.
Juan Alexander Santana, de 25 años, narró entre lágrimas que Domingo Enrique Soto, el acusado, la primera vez que alegadamente lo violó, lo invitó a su residencia en la comunidad de Las Calderas para darle un “entrenamiento de bateo privado”, de donde lo llevó a las Dunas de Baní, y allí lo violó bajo la excusa de que eso determinaría que le consiguiera o no la firma para un equipo de béisbol de Grandes Ligas.
Aún bajo los efectos del trauma que le produce revivir las escenas desgarrantes que dijo haber padecido y que aún laceran sus emociones, Santana asegura que está convencido de que la mayoría de los jóvenes que han pasado por la mano del entrenador de alguna manera han sido abusados, incluidos algunos que hoy son estrellas del béisbol de Grandes Ligas.
Recuerda que todo comenzó al finalizar una práctica rutinaria en el estadio Luis María Herrera, de Baní, donde Soto se le acerca y le dice que necesita más práctica de bateo, pero que eso tenía que ser algo privado, por lo que tenía que ir a su casa en la comunidad de Las Calderas, para que desarrollara esas destrezas en una máquina que tiene instalada en la vivienda.
Contó que corría el mes de agosto o septiembre de 2002, y ese mismo día, atendiendo las instrucciones de su apoderado viajó a Las Calderas y ya en la casa se extrañó de que en ningún momento le hablara de la práctica y más bien lo que hizo fue invitarlo a dar una vuelta en una motocicleta que tiene, de las denominadas motocross.
“Salimos y me llevó a las Dunas de Baní, donde después de decirme que necesitaba un poco de bateo, me puso las manos en los brazos, diciéndome que le daba bien a la bola, pero como que no sale bien del bate”, cuenta Santana, cuyo hermano Walter Santana, con 23 años ahora, correría después la misma suerte, según afirma.
Comienza el viacrucis
Recuerda que después de darle esas explicaciones técnicas, propias de esa disciplina deportiva, Soto le comienza a cuestionar acerca de sí conoce la diferencia que existe entre un pelotero de Grandes Ligas y un amateur, algo que le creo cierta confusión, porque no entendía la relación entre su bateo y esa pregunta. Además porque estaban solos en una zona playera.
Al decirle que no sabía cuál era la diferencia, Soto lanza su primera carnada y le dice que la misma consiste en que el pelotero amateur es tímido, pero en cambio los de Grandes Ligas “son sueltos, no tienen vergüenza de nada, hacen cualquier cosa y donde quiera que llegan? llegaron ellos”.
Fue entonces cuando le refirió que en el campo de juego a Santana se le veía tenso. “Tú tienes que soltar esa mamita”, refiriéndole que su mamá, Sandra Arias, le había criado junto a su hermano Walter “como mamitas, por debajo de la falda. Ya tú tienes que crecer granos (se refería a los testículos), hacer lo que sea, porque hasta que no cambies, yo no voy a buscar firma”, insistiéndole en que tenía que desinhibirse un poco, liberar su mente.
Explicó que mientras le hablaba y le comparaba con otro de los alumnos que ya había firmado con un conjunto de Grandes Ligas, le decía que ese, (cuyo nombre fue suministrado, pero se omite porque no pudo ser localizado) “si yo le digo que me de un beso, me lo da”. Igual le decía que en San Pedro de Macorís, había muchachos que le decían: “Enrique, llévame a tu escuela que yo hasta te lo mamo si hay que mamártelo”, en referencia al sexo oral.
José Alexander Santana, quien hasta ese momento se había mostrado fuerte y decidido a contar la historia, ahora está rehaciendo su vida, se casó y tiene un niño de cinco años, recuerda que le llegaron a la mente los rumores que había escuchado de que Soto abusaba sexualmente de los muchachos, pero todavía no le daba crédito a lo que estaba a punto de ver.
En ese tramo del relato, toda la fortaleza física y emocional que había mostrado Santana se desploma y la primera señal son dos lágrimas que corren mejillas abajo, mientras su padre, José Pimentel –que está a su lado– muestra un rostro desencajado y sus ojos parecen que van a salirse de sus órbitas, y sólo aclama: “Es un monstruo”, refiriéndose a Domingo Enrique Soto.
Compungido y emocionalmente aún desvalido, Santana retoma el relato y dice que Soto le enseña un arbusto que hay en el lugar –entre lo que son las Dunas y la playa– y le dice que se vaya detrás del matorral, se quite la ropa y regrese desnudo. Cuando le cuestionó, la respuesta que recibió fue que: “Tú lo tienes que hacer, porque si no lo haces, para mi tú no eres hombre”.
Obedeciendo a su mentor, decide ir y quitarse la ropa y cuando regresa le dice que “tienes un cuerpo de pelotero”, por lo que inmediatamente le pregunta si ya puede vestirse, y la respuesta es negativa y lo que sucede se vuelve irresistible en la memoria de Santana, quien se desploma y pide perdón, porque “nunca, ni a mi madre ni a mi papá me atreví a decirles nunca en detalles el infierno que he vivido”.
Dice que en ese momento –al igual que ahora– sentía que el mundo se le venía encima, que todo había terminado, incluido su sueño de ser un gran pelotero de Grandes Ligas, y ahora con los caminos cerrados porque había dejado los estudios para dedicarle todo el tiempo necesario a la práctica del béisbol. “Cuando esto ocurre tenía 17 años, con muy buenas condiciones físicas” según afirma– y había recibido en ese momento varias ofertas de contrato, “las cuales (Soto) rechazaba diciendo que era muy poco dinero”.
El comentario que le hizo, de regreso a Baní, en un carro propiedad de Soto, es que “de aquí en adelante, la firma depende de ti”, en referencia a un eventual contrato con un equipo de béisbol de Grandes Ligas. Ya en la casa no hizo más que encerrarse en su habitación, sin comer, sin saber lo que iba a pasar porque ya no quería ni volver a la práctica.
Relata que cuando decide volver a los entrenamientos, una sensación extraña invadía su cuerpo y no encontraba forma de mirarle la cara a Soto, pero el entrenador le compensaba privilegiándolo en el trato y con atenciones que no tenía hacia los demás.
Ahí no termina
José Alexander Santana dice que las cosas no terminaron ahí, sino que le volvió a invitar en un par de ocasiones a la casa, pero él nunca volvió solo, sino que lo hacía con otro compañero, algo que llevó a Soto a llamarle la atención, diciéndole que no quería acercamiento de confianza con ese muchacho porque tenía contemplado sacarlo de la escuela de béisbol.
Tras decirle que estaba recibiendo ofertas de varios equipos, lo invitó a ir a Ocoa, una comunidad más al sur del país que Baní, donde tenía que ver a unos peloteros de allí que también tomaban prácticas.
Cuando le pasó a buscar por su casa, andaba con otro pelotero de la capital que vivía en la casa de Soto, y ya en Ocoa recogieron a otro pelotero que en esos días fue firmado, llevándolos a un río de la zona.
Santana cree que con los otros dos la práctica sexual era normal, porque inmediatamente llegaron al río, se desnudaron y se lanzaron al agua. Dice que se quedó con el pantaloncillo, y Soto le dijo que no, que tenía que desnudarse y que se fuera al agua con los otros dos, apelando siempre el recurso del chantaje de que a uno de ellos le faltaba poco para firmar. En tanto Soto se sentaba en la parte frontal del vehículo.
No pasó mucho tiempo para que llamara a uno de los dos que estaban en el agua y lo puso a practicarle sexo oral, obligándole a él a hacerlo también, no sin terminar provocándole un intenso vómito.
Indica que después que se descubrió todo, su madre hizo un arreglo con Soto para que las cosas se quedaran en silencio, a cambio de que le preparara a Walter y le buscara la firma con un equipo de Grandes Ligas. Sucedió lo que se suponía podría pasar, Walter, según un certificado médico, también fue violado.
José Alexander Santana dice que su caso fue comprobado por los médicos desde 2003, y se guardó por el acuerdo de su madre con Soto, decidiendo ahora abrir el proceso.
Domingo Enrique Soto está en prisión preventiva de tres meses desde la semana pasada por una orden de arresto emitida por el magistrado Julio César De Los Santos, Juez de Atención Permanente del Palacio de Justicia de esta ciudad, quien ordenó el apresamiento del imputado.
De su lado el licenciado Jorge De Los Santos, abogado defensor de la familia de los supuestamente abusados por el entrenador, llamó enfermo sexual al imputado, porque a su juicio éste tiene más de 9 años en esta mala práctica. El destacado jurista banilejo dijo que”hay más de 150 niños de nuestra provincia que fueron abusados”.
Fuente: Siglo 21.com
sa/sh
 Ecos de Bani 

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